La elección de una marca con la que presentarse al mundo no es una cuestión menor, sobre todo cuando, como en nuestro caso, se busca que -además de contar una historia-, sea la representación de la visión, misión y valores del proyecto. Si habéis visto quiénes somos, seguro que habéis pensado que Qanu es una combinación más o menos original de nuestros nombres, Carmen y Manu… Pues no, realmente esta ha sido una “afortunada” coincidencia, ah… y no, el 21 no tiene nada que ver con el año en el que nos sentamos para decirnos, ¿lo intentamos?

¿Cuál es la historia de Qanu21?

Para desvelar qué es Qanu tenemos que hacer referencia al antiguo gobernador de Gadea, en Sumeria, quien le dio instrucciones a su arquitecto de que el Qanu sería su unidad de medida central para representar las proporciones humanas. Fue tal su importancia que es muy probable que derivase en el canvn griego y de ahí al canon latino, que representa el tipo ideal de la figura humana. La RAE recoge otras acepciones de canon, como “regla o prefecto”, “modelo de características perfectas” o medida. Pues bien, ya hemos llegado a la primera parte de nuestra marca: Qanu entendido como una regla, como un método, un modelo a seguir, una forma de hacer… Y si hay un modelo perfecto, este es el canon áureo, símbolo del equilibrio en la naturaleza y que se representa geométricamente por la espiral del famoso matemático italiano Fibonacci. ¿Te has fijado que nuestra Q nace de la combinación de dos espirales? Esto es así porque Qanu21 tiene dos promotores, que se han unido para crear algo, simboliza también la unión de proveedores y clientes que, juntos, dan forma a proyectos sin olvidar lo importante que es estar siempre en equilibrio.

¿Y el 21? ¿Por qué un 21? En este caso nos vamos a principios del S.XX, momento en el que el doctor Duncan McDougall realizó una serie de experimentos para saber cuánto pesaba el alma, popularizándose la idea de que el alma pesa 21 gramos. Pues bien, si el alma forma parte de nuestra esencia como personas, de nuestro principio vital… Qanu debía ir acompañado de esta parte que trasciende a una entidad, a un sistema.

Qanu21 somos personas, que trabajamos con personas. Queremos ser un negocio con alma, poniendo el alma en ello.

Al principio de este post decíamos que más allá de la historia buscábamos una marca que fuese un reflejo de cómo enfocamos y unimos los mimbres a nuestro proyecto. Y las razones son éstas:

1. Porque hemos adoptado como metodología de trabajo un modelo contrastado que combina los elementos esenciales de cualquier negocio. Sea lo que sea a lo que te dediques, el punto de partida será la combinación de Qué ofreces, Quién es tu mercado y Cómo haces las cosas. Partiendo de algo tan “sencillo” nuestro papel será el de ayudarte a optimizarlo, el de buscar y evaluar nuevas oportunidades para ir avanzando hacia el destino al que quieras llegar. 2. Porque el equilibrio es un aspecto fundamental a la hora de materializar los planes que diseñemos. No queremos que los proyectos que hagamos contigo y para ti sean «papel mojado», sino realidades ilusionantes. El equilibrio entre el diseño y la ejecución, entre necesidades y recursos, entre lo deseado y lo que podamos hacer en cada fase será una de las guías a seguir. Decíamos antes que las dos espirales de Fibonacci te representan a ti, nuestro cliente y a nosotros, y de la unión de ambos surge la Q. Si no existiese ese equilibrio, en esas proporciones… ya no seríamos nosotros. 3. Y porque sin alma… nada de esto tendría sentido.

Con el lanzamiento de la web iniciamos una nueva etapa, ¿nos acompañas? Y, dado que este es nuestro primer post, queremos dar las gracias a todos y todas los que nos habéis ayudado a crecer, a superarnos, a descubrirnos y, de un modo otro, nos habéis empujado para que Qanu21 sea nuestra realidad: desde el diseño del logotipo, los primeros ensayos como catalizadores, el encontrar un propósito a Qanu21 unido a nuestro propósito personal…, hasta esta web y la locura de la sesión de fotos con los sombreros, el apoyo emocional. Todo y todos hacéis que merezca la pena.